Baños de agua helada y sus ventajas para respirar mejor
Un gesto radicalmente sencillo que sirve para resetear tu cuerpo y tu mente
Meterte en agua helada no parece, a primera vista, la forma más lógica de cuidar tu salud, pero quienes lo han probado afirman lo mismo: “nunca imaginarías lo bien que sienta”.
Cada vez más estudios avalan esta práctica, y una de las mayores referentes científicas es la Dra. Susanna Søberg, investigadora danesa especializada en metabolismo, grasa parda, sistema inmune y respiración. Ella define los baños fríos como una forma de microestrés positivo que activa mecanismos internos muy potentes.
¿Qué tiene que ver una mejor respiración con el frío?
Cuando te sumerges en agua helada, tu cuerpo entra en estado de alerta, tu respiración se acelera, el corazón se activa, y tu sistema nervioso se pone en marcha. Pero si en lugar de luchar contra eso, aprendes a respirar con calma, todo cambia.
Según Søberg con esta práctica:
- Entrenamos el sistema respiratorio a responder en vez de reaccionar.
- Mejoramos la capacidad pulmonar y la oxigenación celular.
- Regulamos el sistema nervioso y reducimos el estrés, gracias a la activación del nervio vago.
Es decir, algo tan básico como respirar… se optimiza desde dentro.
Esta práctica no funciona de forma aislada. Tal y como ya exploramos en el artículo anterior “Psiconeuroinmunología: la disciplina científica que conecta cuerpo y mente de manera íntima”, la salud depende de cómo interactúan nuestras emociones, hormonas, hábitos y entorno.
El frío, en este contexto, es una herramienta más para activar ese sistema integrado cuerpo-mente, entrenar nuestra respuesta fisiológica al estrés y construir una salud más resiliente y presente.
¿Y qué tiene que ver todo esto con Pilates?
Como en cada artículo que compartimos, mucho más de lo que parece.
En Elite Pilates Santander trabajamos cada día con la respiración, la conciencia corporal y la autorregulación. El baño frío y el Pilates comparten el mismo principio base: enseñarte a estar presente, a conectar con tu cuerpo y a responder con calma ante un nuevo reto.
Practicar ambas cosas en tu día a día, aunque sea a pequeña escala, refuerza tu sistema nervioso, mejora tu bienestar emocional y potencia tu capacidad de recuperación, tanto física como mental.
Si quieres probar los beneficios del frío en casa, existen ya opciones de baños de hielo portátiles muy accesibles. Eso sí: empieza poco a poco, con agua fresca (no helada), y nunca lo hagas sin asesoramiento si tienes condiciones de salud preexistentes.
¿Te gustaría experimentar esta sensación de equilibrio y control?
Reserva tu primera clase personalizada de Pilates y empieza a integrar herramientas como la respiración consciente, el movimiento fluido y la regulación del estrés en tu vida diaria. Hablemos. Tu bienestar empieza en lo simple. Y en lo valiente.